Buscar este blog

viernes, 8 de noviembre de 2013

Presión

Presión. Hace días que sólo siento eso. No hay nada más. Detrás, supongo que una historia con algo de estrés, la mía y el mío. 
Recuerdo cómo quería ser cuando era pequeña y lo que más me duele es que me he fallado a mí misma y creo que también a alguna que otra persona cercana a mí. No sé por qué pero he acabado así. Dicen que una persona cambia por dos razones: ha aprendido demasiado o ha sufrido lo suficiente, no sé si me explico. Soy consciente de que he jodido solo por intentar 'desahogarme' o porque antes me putearon a mí, razones que no justifican los hechos, aunque eso ahora importa poco. El daño es irreversible en ambos bandos. Para bien o para mal. No se puede volver atrás y rectificar, ni volver a nacer y llegar a ser esa niña feliz, alegre, sin preocupaciones ni problemas, que soñé ser cuando era pequeña.
El único consuelo que me queda es escribir un par de líneas en primera o tercera persona, refiriéndose a algo, alguien o que no tengan nada que ver conmigo. Eso y un par de golpes secos acompañados de unas cuantas lágrimas asegurándome antes de que nadie me va a ver llorar. Después, una sonrisa forzada y un "todo está bien mamá" o un "siiiiii, me va genial, estoy súper contenta" a cualquier familiar o amigo. Hay veces que es mejor mentir a contar la verdad y hacer que otros se preocupen por algo que sabes que no tiene solución. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario